Cada individuo posee en su información genética, dos diferentes posibilidades para un mismo gen. Una posibilidad es proveniente de la madre, y la otra del padre. Una de estas variantes, si se llega a manifestar en la persona, pero la otra no, aunque de todas maneras queda oculta en los genes. Por lo tanto, cuando esa persona tenga hijos, él portará de igual manera dos variantes, es decir que cada rasgo físico, tiene cuatro posibilidades de estar presente en una persona. 

 

Las principales características físicas que se transmiten a través de los genes son el color y la forma del cabello, el lóbulo de la oreja, los dedos, los párpados, la coagulación de la sangre, las pestañas, el pigmento en la piel, la visión y el color del Iris.

 

Todos estos rasgos, van a pasar a la próxima generación dependiendo del gen. Existen los genes dominantes, los medios y los recesivos.

 

Por ejemplo, el color de ojos café, es más dominante que el color azul y el cabello rubio es recesivo y el oscuro es dominante. Así que si una persona contara con estas dos alternativas de genes, tendría los ojos cafés y el pelo oscuro, en la mayoría de los casos.

 

Hay características físicas que se ven desarrolladas en un individuo desde el momento en el que nace. De ellas no depende de práctica, de una alimentación adecuada, o de hacer ejercicio para que la persona desarrolle estas características.

 

Las características físicas de una persona no se pueden evitar o detener de forma natural (aunque existen excepciones).

 

Si una persona nace con genes de tener los ojos rasgados, el pelo lacio, las orejas grandes, ojos azules, etc. Su físico será constituido por los rasgos con los que nazca.